EL IMPACTO DE LA CAPITAL SOCIAL


PORTAFOLIO

CAPITAL SOCIAL

Este documento está sustentado en los siguientes autores: Karl Marx, Adam Smith y Herreros.

Según Karl Marx ([1849] 1933) el "capital social emerge en las relaciones sociales de explotación entre capitalistas y trabajadores. En el esquema marxiano, la clase explotadora recoge el valor añadido generado por el trabajo proporcionado por la clase explotada; así pues, los burgueses -que poseen los medios de producción- pueden acumular capital, mientras que los proletarios no".

para Adam Smith (1937) el" capital social incluye todas las habilidades prácticas y adquiridas por parte de los individuos; desde esta perspectiva, el capital no sólo recae en los capitalistas sino también entre los trabajadores. Por tanto, los trabajadores se han convertido también en capitalistas no porque posean medios de producción, sino por tener habilidades y conocimientos de valor económico".

Sin embargo, no todos los autores comparten esta definición de capital social. Ciertos autores (Paxton, 1999; Newton, 1997) no sostienen una definición estructural del capital social como la descrita anteriormente, sino una definición culturalista. Mientras que desde el punto de vista estructural el "capital social puede ser un fenómeno objetivo y medible, desde la perspectiva culturalista es un fenómeno subjetivo y difícilmente medible constituido por un conjunto de valores y actitudes que poseen los ciudadanos y que determinan cómo se comportan unos con otros” (Herreros, 2002:22).





con base a lo anterior la teoría del capital social de Marx y la de Smith tienen en común la definición de capital como aquellos recursos que se invierten para obtener beneficios; sin embargo, se distancian tanto en sus consideraciones acerca de quién puede o no poseer dicho capital como en sus visiones de la estructura social. Según Marx, la estructura social es un rígido sistema de dos clases sociales: los capitalistas que pueden acumular capital y los trabajadores que no. Desde el punto de vista de Smith, sin embargo, la estructura social se contempla como una jerarquía fluida de muchos grados de capitalistas con diferentes oportunidades y motivaciones para la adquisición de capital humano. 




Este concepto surge como otro activo intangible que impacta el desarrollo económico y ha venido ocupando desde hace poco tiempo un espacio primordial en las investigaciones realizadas por la Organización de la Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial y centros dedicados al estudio del crecimiento económico.
Ante todo, el capital social se trata de un activo intangible que se manifiesta en la capacidad de confianza, valores cívicos y asociatividad que pueda lograr la sociedad y, por su propia naturaleza, no puede ser circunscrito a un sistema cerrado, a una sola organización, sino más bien se enfoca a las relaciones que existen entre la organización y su medio interno y externo.
El desarrollo de la sociedad está íntimamente relacionado con el grado de participación de cada uno de los actores sociales. Las organizaciones son un actor social importante, porque si la sociedad y el país donde se encuentran insertas salen adelante, lógicamente las organizaciones también lo harán.
Capital social es, entonces, la capacidad de los individuos para asociarse o trabajar juntos en grupos u organizaciones para alcanzar objetivos comunes; depende del grado en que los integrantes de una comunidad confían unos en otros y de los valores y normas que comparten y expresa el valor colectivo de un entramado de redes sociales y la potencialidad que de ellas se derivan para generar bienestar individual y colectivo dando sentido de conexión, de pertenencia y de comunidad .
En otro sentido, el capital social es un pasivo (deuda) de la sociedad frente a los socios. Para modificar dicho aporte, deben seguirse una serie de procedimientos jurídicos. Cabe distinguir entre las nociones de capital social, patrimonio social (la totalidad de activos y pasivos de la sociedad) y patrimonio neto (la diferencia efectiva entre los activos y los pasivos).
Además de todo lo expuesto tenemos que tener muy en cuenta que en el seno de una empresa puede tener lugar lo que es la ampliación del capital social. Eso se consigue a través de distintas acciones o situaciones como serían, por ejemplo, las aportaciones dinerarias, las aportaciones no dinerarias, por transformación de beneficios o reservas así como por compensación de créditos contra la sociedad.

John Sudarsky midió por primera vez el capital social en Colombia. Las aplicaciones de su trabajo tocan diversas instancias de la vida nacional. Hay que actuar para cambiar el rumbo del país.
El capital social moderno, la sociedad cívica moderna, está aún por surgir en Colombia, según el libro El capital social de Colombia, de John Sudarsky. "El capital social, definido como la confianza que se genera de las relaciones entre las personas y de ellas con las instituciones, predice de forma determinante el crecimiento económico y la efectividad institucional", comenta Sudarsky. Por tanto, "este estudio guía la acción para que el país pueda superar muchos de sus problemas y alcanzar un mayor crecimiento económico y desarrollo político", afirmó el autor a Dinero.
Sudarsky evalúa las fortalezas y debilidades de la sociedad colombiana y, utilizando un riguroso trabajo estadístico, invita a una reflexión constructiva en una gran diversidad de campos: la educación, la participación ciudadana, la reforma política y el crecimiento económico, entre otros.
El trabajo muestra que Bogotá está en una situación de fortaleza en materia de capital social frente al resto del país. Sin embargo, los niveles son muy bajos y Sudarsky ha asesorado al alcalde Mockus en las áreas críticas para incrementar el civismo de los residentes de la capital y generar las condiciones para obtener mejores resultados en materia de crecimiento y desarrollo.
De esta manera, el trabajo de Sudarsky es una valiosa herramienta para solucionar los problemas relacionados con el desenvolvimiento de los vínculos comunitarios y sociales del país, considerando los marcos organizacionales e institucionales, y cómo estos limitan el desarrollo económico. Un trabajo de Putnam (1995) sobre el caso italiano señala que estos vínculos sí pueden cambiar y que las sociedades pueden moverse con éxito dentro del cuadrante de clasificación comunitaria y, por tanto, alcanzar un mayor nivel de desarrollo.
De hecho, el capital social explica por qué dos sociedades, a pesar de contar con recursos físicos y de capital humano comparables, evolucionan por sendas diferentes. Colombia cuenta ahora con una primera medición de capital social que explica muchas de nuestras dificultades para evolucionar hacia una sociedad moderna y alcanzar mayores tasas de crecimiento.
¿Qué es capital social? Hay consenso generalizado en la literatura que la expresión “capital social” pasó a recibir atención especial en los medios académicos a partir de las contribuciones de Putnam (1993a, 1993b, 1996), fundamentadas en los aportes de Coleman (1990) y otros. En breve síntesis, el capital social se refiere a los sistemas horizontales de participación cívica, que pueden ser asociaciones comunitarias, orfeones, cooperativas, gremios deportivos, partidos políticos, etc. Las características centrales de esas redes de intercambio social son confianza, reciprocidad y cooperación, siendo la reciprocidad generalizada y asidua un componente altamente productivo porque facilita la solución de los dilemas de la acción colectiva (Putnam, 1996).

Conclusión

El capital social ha sido estudiado por diversos autores desde diferentes ángulos, pero en general hace referencia al valor que deriva de las relaciones que tienen las personas o las organizaciones. Un valor que, según la literatura, puede tener efectos positivos tanto para el bienestar de las personas, como para la eficiencia de las organizaciones o más en general, para el desarrollo económico de un territorio.
Muchas veces creemos que esto es, en el mejor de los casos, una obviedad o, en el peor, una nadería. Tendemos a ver las reuniones sólo como momentos que sirven para decidir asuntos importantes que luego permitan seguir trabajando. Como si otros elementos como la confianza o la visión común nos vinieran dados o surgieran espontáneamente. Sin embargo, esto también hay que trabajarlo. Hay que trabajar para que esos espacios de encuentro se den, trabajar para construir relaciones de confianza, trabajar para entender al otro y construir desde esa diferencia. Por eso, ningún proyecto colectivo o ninguna estrategia territorial deberían olvidarse de incluir esos espacios, momentos, esfuerzos y metodologías que permitan construir o fortalecer el capital social que redundará en el beneficio de todos.

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